domingo, 22 de marzo de 2015

5 Hábitos impresindibles para disfrutar restaurando.

Hace ya cinco años que empecé a desarrollar de una forma sistemática mi afición por la recuperación de muebles y otros trastos viejos. Coincidió el hecho de quedarme con la casa familiar del pueblo, en la que había infinidad de cosas que necesitaban arreglo, y con encontrar en mi ciudad una profesional de la restauración que admitía alumnos en su taller para enseñarles a restaurar y decorar, tanto muebles viejos como nuevos.


En estos años he ido adquiriendo una serie de hábitos que me parece que son impresncindibles para poder avanzar en esta ocupación, ya sea como aficionado/a o como profesional, y sobre todo para disfrutar de lo que se hace, y son los que te voy a contar. Aunque hay más cosas, podemos empezar con estas cinco:

PRIMERO: La limpieza. El número UNO con diferencia. Tanto la limpieza referida a la propia pieza como la de las herramientas una vez acabado el trabajo. Cada vez que empiezo un trabajo lo lavo/friego con el producto adecuado (tengo pendiente hacer una tabla con los productos necesarios para limpiar los objetos antes de empezar), no sólo para que las superficies absorvan mejor los tratamientos posteriores sino por una cuestión únicamente sanitaria. Soy un poco basurillas, y más de una vez he vuelto a casa con algún trasto que estaba al lado de un contenedor (o dentro, en el peor de los casos jaja). Si no lo hubiera limpiado a conciencia hubiera sido incapaz de trabajar con él.

La limpieza de las brochas es otro tema importante, tiene que ser concienzuda si queremos que nos duren, es una pena invertir en brochas y pinceles de calidad si no los vamos a cuidar. En el enlace que pongo debajo de la foto encontrarás una explicación muy extensa de cómo limpiar las brochas después de cada trabajo.
Y por último las herramientas: es mejor dejarlas perfectamente limpias y guardadas en sus estuches, junto a sus consumibles. Así la próxima vez que las utilicemos no perderemos 15 minutos en encontrar el papel de lija 080 para ponerlo en la lijadora (por ejemplo); o la broca necesaria para esta espiga #quetienequeestarporaquí; o la hoja de sierra especial para cortes curvos #silaheusadohacepoco, etc.


SEGUNDO: El orden. Muy relacionado con el punto anterior. Después de un tiempo restaurando y decorando trastos me encuentro que tengo multitud de restos de pinturas, colas diluídas, pátinas caseras... es decir, productos que se obtienen de la mezcla o disolución de otros, y que por tanto no pueden ir en los botes originales. La solución pasa por hacerse de un buen arsenal de botes de distintos tamaños, así como cualquier recipiente con un buen cierre, preferentemente de vidrio, y etiquetar cada uno con el contenido.
Hay una diferencia entre trabajar aquí...

... y aquí, ¿no te parece?.
TERCERO: Todo puede servir en un momento determinado. Reconozco que este hábito es especialmente peligroso, jajaja, pero no hay cosa que peor me siente que acordarme de aquel remache que tiré porque no lo iba a volver a usar y resulta que “ahora” me vendría estupendamente para esto otro. Como todo lo demás es cuestión de organizar y clasificar los restos de otros trabajos para poder utilizarlos después.
Una idea para guardar piezas pequeñas
 
CUARTO: Tener más de un trabajo al mismo tiempo. Siempre procuro tener dos o más cosas entre manos, para poder ir alternando los trabajos. Y si son radicalmente distintos tanto mejor: si estoy tapizando una mecedora puedo estar decapando un perchero e ir pensando cómo decorar una caja de puros para guardar bisutería. De esta manera si me bloqueo con uno de los trabajos puedo “aparcarlo” hasta que me venga la inspiración y mientras tanto seguir haciendo otra cosa que me resulte más relajante. 
TALLER ESCORIAL
QUINTO (y muy, muy importante): Hacer las cosas sin prisas. Si hasta hoy he podido pasar, por ejemplo, sin pintar de blanco un escritorio (AQUÍ) puedo pasar perfectamente tres meses más, así cuando me ponga podré hacerlo sin prisas y disfrutando de todo el proceso. No sólo es importante conseguir un mueble bonito, sino que todo el proceso resulte relajante, entretenido, creativo... No es sólo llegar, hay que disfrutar del viaje. Pues eso.
Eliminando barnices

Pintando de blanco
 
No sé si estáis de acuerdo con estos puntos, o si me quedo alguno atrás. ¿Cuál te parece el más importante?.

Besos.